domingo, 3 de abril de 2011

REFLEXION PERSONAL (Síndrome de Down)

Una vez que hemos abordado el tema en clase, y he trabajado con más profundidad el colectivo, he podido llegar a una serie de conclusiones sobre éste.
En primer lugar, me gustaría mostrarme totalmente en contra de aquellas personas que piensan que, por tener Síndrome de Down, hay que tratar a estas personas de un modo diferente, ya que esto no es así, el hecho de tratarlas diferentes hace que éstos se sientan así y que por lo tanto, no se ayude a su normalización. Del mismo modo que critico un trato diferente, critico un trago demasiado igualitario, ya que tampoco podemos considerar que las personas con Síndrome de Dowm son iguales que nosotros, por ejemplo, en el ámbito escolar, en el cual requieren una especial atención, debido a sus caracteristicas en cuanto al aprendizaje.
Otro aspecto significativo, es destacar la importancia de fijar metas claras y concisas con respecto a los hijos por parte de los padres. Con esto me refiero a que los padres deben crear unas metas realistas, acordes con las caracteristicas que presentan sus hijos, ya que no todos pueden llegar a la cima, o convertirse en Pablo Pineda, pero no por ello deben abandonar las esperanzas en las posibilidades de los hijos, algo que en la actualidad ya no se da tanto, pero que sólo unos años atrás era lo más frecuente.
En mi opinión los padres son la base fundamental en toda familia y para un desarrollo correcto del menor y un buen proceso de inclusión en la sociedad, pero en el caso de menores con discapacidad, los padres adquieren aún mayor importancia. Esto es debido a que los padres suponen un apoyo muy importante y realizan las veces de acompañantes en el inicio de la etapa vital de un menor con discapacidad de un modo especial. No solo deben luchar por que su hijo tenga una vida normalizada, sino por que el resto de la sociedad también lo vea así. Digo esto porque en ocasiones, los padres, al conocer la discapacidad de su hijo, en lugar de luchar por él se hunden, y con ello, inevitablemente, contribuyen a que la vida de su hijo también se hunda, puesto que el hecho de que sientan vergüenza por ellos o pena, algo muy frecuente aún hoy día, o que piensen que su hijo no es normal al resto, y que por ello no tendrá una vida normal, hace que este sentimiento también se traslade a la sociedad, ya que, si ni los padres confían en las posibilidades de sus hijos, ¿por qué el resto de la sociedad lo debe hacer?
Mi modo de entender esto es, que como ya sabemos, el proceso de inserción en la sociedad es lento y dificultoso, y que la mejor forma de llevarlo a cabo es desde dentro, y por ello, si desde la familia, considerándola como la base del conjunto social,  en un primer momento se lucha por la normalización de la vida de estas personas, finalmente se conseguirá que esta inclusión sea posible.
Para finalizar, me gustaría concluir con una reflexión más personal, y es decir que esta presentación me ha servido para más cosas que para ampliar mi información sobre el colectivo. Me ha servido para poder expresarme acerca de él de un modo un poco más liberal, dando mi verdadera opinión y pensamiento sobre el tema, y también  para hacerlo más fuertemente, dado que siempre me lo he tomado como personal, y por ello me ha afectado más.
A pesar de esto, debo ser sincera, y decir que hoy por hoy, aún me cuesta afrontar el tema y enfrertarme al colectivo, por lo que a mi parecer, me queda una ardua tarea por delante si quiero en un futuro trabajar con el colectivo, que por otra parte me encantaría.

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