domingo, 19 de junio de 2011

EL FINAL DE ESTE CAMINO, EL PRINCIPIO DE OTRO

Inicié este camino haciendo referencia a uno de mis libros favoritos, por no decir el favorito, "El Principito".
Decidí iniciarlo así porque pensé que este blog, además de ser parte de la Asignatura de Intevención Educativa en Problemas de Desadaptación Social, sería parte de mí, y como tal, debía mostrarlo en cada una de las entradas.
Espero por ello, que tras haber realizado una visión general de mi trabajo, creo que he cumplido con mis expectativas, porque no solo he trabajado sobre los temas de clase, sino que he aportado a ellos mi visión más personal e íntima, llegando en algunos a casos a emocionarme.
Al principio, emocionarme en una clase suponía para mí un reflejo de mis debilidades, y ello hacía que me mostrase un tanto reacia a establecer verdaderos vínculos con los colectivos de intervención, todo por una frase que un día alguien me dijo, y ahora creo que no fue acertada: "para ser trabajador social, tienes que despersonalizarte de todos los problemas que trates, nunca puedes influenciarte por ellos". Y ahora me atrevo a decir que esa frase no fue acertada, porque poco a poco he comprendido que es cierto que puede ser últil en muchas ocasiones separar nuestra vida personal de la vida laboral, pero en muchas otras, en la mayoría a mi parecer, esto no es así: no es así, porque creo que esta es una profesión que requiere esfuerzo, dedicación, y sobre todo, implicación, en creer en nosotros mismos, pero sobre todo en los demás, en confiar en las capacidades de los demás, mucho más ágiles en la mayoría de las ocasiones que las nuestras, solo que ocultas, en su entusiasmo, en su ilusión... y por todo esto, creo que la implicación debe ir mucho más allá del ámbito puramente laboral.
Por eso ahora creo que esa frase fue equivocada, porque ver cómo una persona con discapacidad consigue un trabajo digno y que se merece, o cómo una persona anciana, que se creía olvidada vuelve a sonreír y disfrutar de la vida,  y llorar de alegría, o simplemente emociarme, poco a poco, en lugar de hacerme sentir vergüenza por ello, ha hecho que me sienta orgullosa de mi profesión, de mi labor, y de la labor de todos aquellos que como yo, confian en que esta sociedad puede cambiarse con el esfuerzo de todos, que un pequeño grano de arena para nosotros, puede ser una montaña para otros... Por eso, creo que llevarme el trabajo a casa puede ser en ocasiones duro, pero en otras, el recuerdo más bonito con el que soñar cada noche, un recuerdo tan alegre como la sonrisa de un niño que a pesar de tener SIDA puede hacerte ver que la vida es mucho más que una simple enfermedad.
Volviendo a El Principito, recuerdo que el final del libro decía: "Mirad al cielo, preguntad: ¿el cordero, sí o no, a comido la flor? Y vereís como todo cambia... y ninguna persona grande comprenderá jamás que tenga tanta importancia".
Del mismo modo, muchas personas no comprenden la importancia de esta profesión, incluso entre mis amigos, he dicho: soy voluntaria, y ni ellos han comprendido por qué, y es que simplemente, "ninguna persona grande comprenderá jamás que tenga tanta importancia"...

Por eso, para los que sí la tienen debemos seguir en este camino, luchando por nuestros sueños, pero tambien por lo de los demás, porque no todos pueden comprender la importancia que para otros puede tener simplemente, la sonrisa de otra persona...

1 comentario:

  1. Estructura perfecta, contenido precioso y con una enseñanza incitadora Yovanka, genial.

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